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Luto en el Iila por el repentino fallecimiento del Presidente José’ Roberto Andino Salazar. 3 de enero de 2011


LUTO EN EL IILA POR EL REPENTINO FALLECIMIENTO DEL PRESIDENTE JOSE’ ROBERTO ANDINO SALAZAR
El Instituto Ítalo-Latino Americano llora con profundo dolor el repentino fallecimiento del Embajador José Roberto Andino Salazar, a quien se le recordará como uno de los Presidentes más queridos, más activos y más apasionados que ha habido a lo largo de las más de cuatro décadas de historia del IILA.
El Presidente Salazar, que recientemente había concluido su cuarto año al mando del Instituto por haber sido reconvalidado para el trienio 2010-2013 con votación unánime del Consejo de Delegados, deja al IILA un valioso patrimonio de compromiso y dedicación al cometido de consolidar y desarrollar las relaciones entre Italia y los países de América Latina. José Roberto Andino Salazar lo había hecho con la pasión y la generosidas que le eran propias, sin dejar de atender a otra y difícil labor: la de representar a su país, El Salvador, como Embajador en Italia.
En su doble cargo, el llorado Embajador se había entregado con un entusiasmo sin igual, con todas sus energías, sabiendo que precisamente a través del importante rol y de las competencias técnicas y profesionales adquiridas por el IILA a lo largo de los años, los países latinoamericanos, en su proceso de desarrollo y de afianzamiento de la democracia, habrían podido beneficiarse sobremanera.
Las iniciativas promovidas por el Presidente son muchas. Cabe recordar en particular el “Proyecto Corazón”, suscrito por él el 17 de mayo de 2010 en Taormina, para curar a los niños salvadoreños que padecen enfermedades del corazón gracias a la generosa misión a su país de los “ángeles del corazón”, los médicos de San Vincenzo de Taormina, autores de muchas operaciones de cardiocirugía pediátrica.
Para lograr éste y muchos otros fines, el Embajador Salazar no había escatimado esfuerzos, asegurando su presencia y su prestigioso patrocinio a todas las iniciativas culturales, económicas, científicas y de cooperación al desarrollo que constituyen los cometidos institucionales del IILA. Y nunca fue avaro a la hora de ofrecer su constante e incondicial apoyo a estas iniciativas gracias a su constante ánimo, profesando siempre su optimista convicción acerca de la consecución de los objetivos, incluso los más difíciles, sin negar nunca su contagiosa, desarmante y confortante sonrisa.
En este momento de profunda tristeza el Instituto Ítalo-Latino Americano desea recordarlo sobre todo así.